La democracia moderna exige mayor participación de las mujeres
Noticias01 de octubre de 2023 Mónica Lorena QuinteroPor Mónica Lorena Quintero
Los resultados de las elecciones provinciales pasadas del 14 de mayo, me dejó una sensación de alarma. La agenda debería trabajar por lograr mayor representación femenina en el escenario político de Salta y de la región, caracterizada por el predominio del patriarcado en todas sus dimensiones. Podremos debatir muchas cosas, pero si hay algo que no podemos negar es que la presencia de mujeres en el sistema político lo nutre de capacidad de gestión y de regla de juego limpia. La mujer suele centrar su trabajo en políticas públicas, justicia social y transparencia. Esto contribuye indefectiblemente al ideario de buenos gobiernos como asi también, en la construcción de sociedades mejores, con desarrollo, justas y equitativas.
Se necesitan de ellas al frente de las administraciones públicas, en los gobiernos locales y en los gobiernos provinciales. Las problemáticas sociales y económicas causan mayores asimetrías cuando no se las aborda de forma integral y de manera inteligente. Se espera, que asuman liderazgos en la toma de decisiones. Este, precisamente, es el protagonismo que requieren las políticas públicas eficientes.
La experiencia demuestra que tener un gran número de candidatas en una elección no garantiza que sean electas. Con lo que se hace necesario trabajar en estrategias para potenciar sus valores, su preparación, su imagen y la posibilidad de ocupar lugares expectantes en las listas. Hay que erradicar toda forma de indiferencia de las instituciones que restringen o limitan el acceso de las mujeres a la vida política y en los cargos públicos; superar la percepción instalada de que la política como los cargos de poder son actividades exclusivamente de los hombres.
Las mujeres con poder influyen positivamente porque humanizan la política, conocen sus reglas, y contribuyen a la nueva política cuando instauran, inclusive, otras reglas de juego estableciendo un orden de prioridades diferentes a la tradicional. Abren caminos para apoyar y lograr el desarrollo de otras mujeres, que, como ellas, persiguen los mismos objetivos a través de redes, trabajo en equipo y generando espacios de participación con pactos solidarios junto a otras. Lo que se traduce en sororidad.
A partir de lo que sucede en el plano internacional, se ha propiciado, un escenario adecuado para la incorporación de mujeres en los lugares de mayor relevancia. Un contexto, marcado por la devaluación, por la desvalorización y el desprestigio de la política. La globalización de la economía, el vaciamiento, el ajuste estructural, sumado a ello, la crisis de los sistemas de representación centrados en los partidos políticos. La política hoy, se ha transformado, en una actividad de exposición extrema de candidatos a través de los medios de comunicación, tal es así, que “la herramienta de transformación” se agota en el espectáculo y en la publicidad.
Hasta aquí, se entiende, que no se puede hablar de democracia sin la incorporación plena de la mujer en estos espacios, acelerado por el modelo de división internacional del trabajo y en camino hacia la anhelada construcción de sistemas de poder menos opresivos, más simétricos y respetuosos de las diferencias entre hombres y mujeres.
Es evidente, que ante la notable disparidad entre géneros queda mucho por hacer, y por ello, resulta clave apuntalar a más mujeres en el ejercicio del poder. Que quede claro que en las democracias modernas no existe la nueva política con pocas mujeres.
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